Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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Discusión de La concepción vincular ante los cambios de la familia contemporánea. A. Monserrat


Discusión del trabajo de A. Eiguer “La concepción vincular ante los cambios de la familia contemporánea”

Alicia Monserrat


l- A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Para empezar, quiero darle las gracias a Alberto Eiguer por la presentación de este material tan sugerente, dentro de este congreso de La Actualidad de la concepción  operativa.

Es un placer para mí elaborar la discusión del mismo, avalado por la extensa experiencia del autor, como Terapeuta familiar psicoanalítico. Elaborar una discusión significa para mí presentar a los asistentes, por lo menos, algunas de las vías abiertas al diálogo por las hipótesis que el autor nos presenta. Hoy sabemos, que desde nuestra concepción de grupo operativo contemporáneo, hay una multiplicidad de aportes, que aún debemos dilucidar para ampliar nuestro Ecro en una sólida construcción metodológica y teórica.

Encontramos en esta propuesta que nos trae Eiguer, la vieja usanza Pichoneana, de que el problema a pensar acerca de este complejo tema, implica escucharnos y trasmitir nuestras experiencias, que permitan un intercambio acerca de nuestras certidumbres y los múltiples interrogantes que pueblan nuestras consultas sobre familia en la actualidad.

El autor, nos invita a repensar y trabajar los conceptos desde nuestra concepción operativa de los grupos, él mismo escribió un artículo que se publicó en un texto que condensa nuestra concepción operativa, hace ya de esto 16 años .

Me permitiré decirles, que ya en aquel artículo se adentraba en los procelosos mares de estas “nuevas configuraciones familiares”. Para quienes no lo conozcan, se trata del libro “La Concepción operativa de grupo”, editado por la AEN, en el año 1990. El libro es una recopilación de colaboraciones de varios autores entre los que se encuentra Armando Bauleo. Los L (como denomina a la familia), consultan por su primogénito, y como elemento importante hay que destacar que sus dos hijos han sido concebidos por inseminación artificial, con esperma de un donante desconocido. En relación con ello, él nos advierte de que la terapia familiar alrededor de la inseminación y de sus efectos hiperrealistas, la tendríamos que considerar en su especificidad, y distinguirla de las indicaciones habituales. Con esta sabia prudencia, nos muestra un campo que hay que observar en su diversidad.

La conferencia de hoy sobre: La concepción vincular ante los cambios de la familia contemporánea, es un material abierto que da pie a plantearnos toda una serie de temas, incursiona en las configuraciones familiares, y lo hace de un modo muy interesante: parte en relación a los cambios de la familia  desde  lo vincular y  ahí se problematiza, como decía Pichón, en algo que  impone considerar el tema  de la dominación y sus consecuencias psíquicas. Anuncia los aislamientos de la familia nuclear, y enlaza con los roles parentales de hoy sobre el papel de “sospechoso” padre.

También constata asuntos relevantes como el de indagar sobre los malentendidos, sin olvidar los vínculos descarnados de sexualización en los casos de abusos y nos sumerge también en la clínica, con propuestas para la terapia familiar que posibilitan abordar las identificaciones, la sexualidad y las defensas.

  Comenzaré con el ECRO.

Ante todo este mapa presentado,  no crean que podré abarcar todo esto, eso  si, Eiguer, en mi opinión, nos propone que hagamos “trabajar” nuestro ECRO, esquema conceptual referencial operativo, para abordar el tema de los grupos familiares. Nos introducimos con “el plus” de “los cambios” referidos a cambios sociales y  a su repercusión, en ese “más”, que se agrega a la dinámica de los grupos domésticos. Resaltaría lo que él menciona: el creciente aumento del rol de la mujer en la sociedad, no ha llevado necesariamente a enriquecer la función materna. Más bien todo este conjunto de cambios han alterado el modo de concebir las funciones parentales, estacando la caída de la autoridad del padre.

Eso me ha llevado a echar mano, y a utilizar en el campo de nuestros conceptos, esa gráfica que es la figura del espiral dialéctico de Pichón Rivière, que contiene lo “nuevo” según una lógica en espiral, con el enigma, de las sucesiones, lo que a su vez, marca los relevos y progresos, haciendo que se vuelva paradójicamente, a una posición original.

Al mismo tiempo que esto sucede, se produce el “corte” del entretejido homogéneo con una intrusión temporal inesperada, emergiendo la heterogeneidad en los modelos de los grupos  familiares en el presente, y eso hace que se inyecte la dosis de discontinuidad necesaria para impedir que cuaje,  y se  manifieste como “puro presente”,  y ahí se  echa mano a la historia para comprender esta actualidad de los grupos familiares que nos convoca.

En suma, las nuevas configuraciones nos traen nuevos conceptos que no se limitan a reactualizar los tradicionales, sino que creo que se deben discutir posiciones  y funciones en la cultura humana y liberarlas de deudas sofocantes con lo más conservador del pensamiento, se trata de que sigamos desterrando y desligando viejos prejuicios en favor de lo nuevo a reconocer.

De modo que, partiendo de esa posición de nuestro ECRO ¿cómo sería comprensible entender esto que nos propone en el trabajo que “Una nueva concepción de las funciones familiares deberá evitar caer en la influencia de la mentalidad social del momento”?
 
Llegados hasta aquí, otro punto a tratar es, teniendo en cuenta las ideas de vínculo que están en la base de nuestra CONCEPCIÓN VINCULAR OPERATIVA, me ha llamado la atención cómo Eiguer nos introduce en el tema con algo inquietante que se impone: el PROBLEMA LA DOMINACIÓN. Pareciera que el conferenciante intenta describir una relación de dominio en la familia que apunta a la neutralización del otro como diferenciado. La  finalidad es convertirlo a un estado de objeto asimilable. Nos advierte en el escrito, que no parece  lo mismo que la pulsión de dominio, sino el resultado de una trama relacional mucho más compleja, que poco a poco se suma a indicios que nos dejan entrever niveles de realización perversa, donde solo se ha cambiado el amo. Es esta fórmula de dominación y falta de autoridad, la que se despliega en el peculiar escenario de la familia actual. Como núcleo es muy difícil y explosivo, porque sabemos que encontramos lo tergiversado del sentido de las diferencias para pervertirlas en dominación.
 
Porque un problema en el grupo familiar, es la contemporalidad de diversos funcionamientos mentales que interjuegan y conviven. Momentos en espejo, como figura de un estado subjetivo del actual, que acarrea una polvorienta experiencia histórica y un por venir. En el “espacio vincular”, en los grupos familiares, (la estructura referencial u organización significativa de los objetos) No  hay que olvidar el otro grafico, pichoniano, entre verticalidad (historia propia del sujeto) y horizontalidad (estructura actual del grupo) que provocan la aparición del portavoz en una situación grupal, es por lo tanto el “Espacio vincular”, un lugar de entrecruces vinculares. Estamos frente a una entretejida red de vínculos que muestran sus vicisitudes a través de signos o señales. –el monto de ansiedad aparece a través de fantasías de destrucción y en el “paso del tiempo” –fantasías de no continuidad o de fracaso en la integración- y se manifiestan a través de los estereotipos, la “reproducción” como opuesta al aprendizaje y a la modificación adaptativa.

Otro punto que destacaría y que aparece en estos contactos estereotipados, es que comprendo a Eiguer con el riesgo de “los malos entendidos”, en esto está comprometido el vector de la comunicación en lo familiar. Estos malos entendidos tienen el valor de impedir el pensamiento, es decir, impedir que la fantasía se desarrolle. Lo contradictorio en ello es que la fantasía continúa existiendo pero no puede llegar a organizarse.

Las funciones  en el grupo familiar se vuelcan hacia algo, que creo que es central, en la horizontalidad que prima en la actualidad y  es que, en estas organizaciones debe haber un modo vincular que articule los procesos de las experiencias con la diferenciación donde se pueda  regular la omnipotencia y se organice la realidad de una manera creativa  o sea operativa.

Encontramos que hay mucha madre y hay poco padre, asimismo observamos que entre los hijos y el padre, se instalan relaciones de pares, más que autoridad. Venimos viendo que se potencia en estos grupos la fantasía de igualdad de los roles, cuando son justamente las diferencias las que provocan su funcionamiento. Agreguemos a esto, que la distinción entre biología (haber sido madre, padre) y la función (maternidad o paternidad) proporciona una fluidez al movimiento familiar, es decir nuestra lucha contra el estereotipo en cualquier desenvolvimiento grupal.

 Estas cuestiones abren vías para volver a plantearnos la singularidad con lo múltiple en el tejido del vínculo, podríamos entonces  poner al día desde nuestra concepción el tema, y si no podemos anticipar, por lo menos acompañar al cambio social. ¿Es entonces la familia una asociación educativa en interés del niño? ¿cuál es el lugar de esta otra mujer o de este otro hombre, que  los hijos ven al lado de su madre o de su padre? ¿El o ella tienen un rol educativo que no pretende competir con las funciones relacionadas con la parentalidad?  Y la otra confusión en los debates sobre la familia sobre la función de separación asegurada por el tercero.

 ¿Deberíamos entonces en vez de hablar del rol del padre y del rol de la madre y sus funciones, comenzar hablar de grupo de parental  y sus funciones dentro del grupo familiar?  ya que y con todo lo que el entorno y la tecnocracia proporciona se arma el puzzle de la heterogeneidad en los modelos de los grupos familiares........

Y por eso Eiguer, nos enfrenta a los escenarios de desmesura por una pasión narcisista, planteándonos los temas de las violación, incesto y pedofilia  y aquí nos enfrenta a la fantasía de temor a la pasividad ligado a la apetencia aterradora de ser penetrado. Son como devastadores vínculos desobjetivizantes  y desubjetivizadores  del mundo interno que se permite escapar de la catástrofe psicótica pero que se anuda más allá de la intersubjetividad creando un clima de arrasamientos subjetivos metamorfeando los vínculos en confusiones de lenguas (Ferenczi) donde se pregunta si este aumento de la excitación en la familia contemporánea debe también articularse con el crecimiento observado de abusos y agresiones sexuales y de la pederastia.

 Esto me lleva a pensar que olvidamos que la matriz del grupo interno es el sostén y la adjudicación de roles, importantes en la dinámica familiar que, en ocasiones, diseña el miembro emergente o paciente de esa familia. (relación entre dinámica familiar y enfermedad mental). No sólo son importantes las identificaciones sino también las relaciones de objeto, ya que ambos mecanismos confluyen en la estructuración del grupo interno.

 Podemos aquí seguir abriendo la discusión, preguntándonos, desde el concepto de grupo interno de Pichón Rivière, si es posible tal separación con el objeto externo, ya que los deseos surgirían de la relación de los determinantes propios de los objetos internos con dicho grupo, y se modularían en el curso de la evolución de dicho vínculo; lo que se va consolidando en un grupo familiar son los modelos de asimilación al grupo o los más regresivos de limitación o de segregación del tercero que, para el vínculo entre el sí mismo y el grupo introyectado de la familia, representa los miembros de las familias en cuestión.

El autor nos hace recordar que el individuo no vive aislado, sino en constante relación con el medio ¿no debemos incluir, en la tarea manifiesta de la familia, una metapsicología de la influencia del cambiante medio social y cultural, que nos presenta un panorama de disminución progresiva del número de hijos y de las parejas con proyecto familiar?

Puntos sobre la clínica

Creo que Eiguer propone combinar el más tradicional (al estilo de Pichón) del tratamiento con grupos familiares, donde se descubre con sus indicios contratransferenciales, (escribir una carta), la ubicación de los hechos, es decir la historización de los diversos traumas acumulados que han constituido la estructuración psíquica de la familia: ¿hasta que punto el tratamiento de estas nuevas configuraciones no representa al vínculo terapeutico como “un puente” para atravesar los abismo que ciertas problemáticas plantean al psiquismo?

 Eiguer, apunta también hacia algo que se nos da como válido, al introducir el humor en las interpretaciones, que es una dimensión a la vez agradable, liberadora de energía y de aquellos pensamientos que están enquistados o dispersos.

 Nos acerca a las dificultades cuando se trabaja en las instituciones que cada vez más, están más presentes y en estos grupos familiares. Tenemos la inclusión de abogados, instituciones educativas, psicólogos, profesores, directores de colegio, tutores, que están presentes en el gran espacio comunitario en el que nuestro trabajo se desarrolla y que debemos manejar no sólo dentro de la consulta en la relación con la familia, sino en el trabajo y en la discriminación de los espacios y de las problemáticas.

 Y nos propicia el camino de conceptualizar e instrumentalizar, los espacios y prácticas correspondientes a cada sujeto, no sólo desde lo individual, sino también desde los ámbitos grupal, institucional y comunitario, teniendo en cuenta cómo estas prácticas son atravesadas por las nuevas conceptualizaciones sobre la subjetividad.

Y para finalizar, otro punto que me suscita esta conferencia, es el tema de la incertidumbre, que se establece con el vínculo terapéutico y que se liga con la creatividad. A través de ella sí somos capaces de soportarla en este campo, sin encasillar las cosas de un modo u otro, para luego de alguna manera, poder dar sentido a las cosas. Esto me parece importante: e transitar por la incertidumbre, también como profesionales. Y sigo abriendo preguntas sobre este rico material ¿Cómo se presentan estas familias? ¿Cómo se delimita el conflicto? para  seguir a Eiguer ¿quién domina a quién?....... donde no confundamos en nuestro quehacer, lo posible con lo pensable.

Y hasta aquí llegaré. Muchas gracias a Alberto, y a ustedes por participar en este debate.

 


BIBLIOGRAFÍA


Pichón Rivière, Enrique (1979) “Teoría del Vínculo”. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires.

Pichón Rivière, Enrique (1983) ”El proceso grupal”. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires.

Bauleo, Monserrat y Suárez. (2005) “Psicoanálisis Operativo. A propósito de la grupalidad”. Ed Atuel.  Buenos Aires.

Bauleo y otros. (1994) “La concepción operativa de grupos”. Ed. AEN. Madrid.


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